Ángel Cruz Padilla visto por Bores.
El doctor Ángel Cruz Padilla (1837-1892) fue uno de los grandes tucumanos del siglo XIX. Magistrado, legislador provincial y nacional, intendente de nuestra ciudad dos veces, su obra memorable fue el Hospital que hoy lleva su nombre. Cuando murió, trazaría su sugestivo retrato el gran orador Silvano Bores.
“Tucumano de nacimiento, de arraigo y de cariño, Ángel Cruz Padilla cruzó la pequeña esfera intelectual de su tierra con la luz reconcentrada y pálida del astro prisionero en un horizonte estrecho”, dijo Bores. “Y la cruzó feliz por el amor al suelo, al aire, al sol que lo vieron nacer, por más que su alma quedase envuelta hasta el fin de la jornada en el luto invisible de un talento desterrado dentro de sí mismo”.
Se lo veía “con la cabeza inclinada por el peso de las ideas y con la doliente sonrisa de esas ideas desvanecidas”. En su saludo, “la expresión tranquila de la resignación tenía las exterioridades de un consejo; en su palabra, animada y viva, el calor y el fuego del apóstol que guarda en las cenizas de la combustión su fe en el porvenir”.
“Así lo vi, siguiendo el camino de las libertades en esta tierra. Vencedor o vencido, su aspecto fue siempre el mismo. El triunfo ni la derrota transformaron aquel espíritu grande, prisionero de un pueblo chico”. A su paso, “sembraba convicciones, despertaba esperanzas, abría ojos y pensamientos”. En el tramo final de su discurso, decía Bores: “Angel Cruz Padilla, tu vivirás: los que sufren en los hospitales bendicen tu memoria”.