Por los muertos en la batalla de Tucumán.
La batalla de Tucumán, como se sabe, tuvo lugar el 24 de setiembre de 1812. En la Catedral de Buenos Aires se ofició al mes siguiente, el 29 de octubre, un funeral “por el alma de los que murieron en la memorable acción del Tucumán”. Se inició el 28, con las “vísperas”. Así lo informaba la primera plana de “El Grito del Sud”, periódico porteño que se estampaba en la Imprenta de Niños Expósitos, edición del 3 de noviembre.
“La función ha sido la más solemne que se ha celebrado: la víspera por la tarde concurrió la sociedad (se refiere a la Sociedad Patriótica) en cuerpo al templo, y también las comunidades religiosas; cantaron las vísperas los PP. Bethlemitas, y en seguida las demás comunidades religiosas cantó cada una su nocturno y responso: el clero entonó últimamente los laúdes, concluyéndose así la función después de las 10 de la noche”, decía la crónica.
Al día siguiente, desde las 5 de la mañana “empezaron las comunidades a hacer cada una sus respectivos oficios; un silencio majestuoso reinaba en el templo interrumpido únicamente por los suspiros que exhalaban cuantos contemplaban el motivo que allí los conducía”. A las 10, “concurrió el Gobierno, de ceremonia, juntamente con los demás tribunales, y corporaciones, jefes militares, comunidades religiosas y 12 diputados de la Sociedad (Patriótica) con su presidente (doctor Valentín Gómez), que formaban el duelo”.
La oración fúnebre estuvo a cargo del Regente de La Recoleta, fray Juan Esteban de Soto. “Fue tan numeroso el concurso que jamás se ha visto otro igual”, comentaba “El Grito del Sud”.