Manuel Hornos peleó en Famaillá en 1841.
En la batalla de Famaillá, del 19 de setiembre de 1841, se batió heroicamente un distinguido oficial entrerriano, el comandante Manuel Hornos. Era soldado desde muy joven. Peleó junto a Lavalle en Famaillá, como antes lo había hecho en Sauce Grande y en Quebracho Herrado. Estuvo después junto a José María Paz en Caaguazú.
Su carrera militar siguió en la batalla de Caseros, en la defensa de Buenos Aires sitiada, y en las acciones de Cepeda y Pavón. Después, en la Guerra del Paraguay, su conducta en Tuyutí le valió el ascenso a “brigadier general sobre el campo de batalla”. Murió en Buenos Aires en 1871, cargado de condecoraciones bien ganadas.
Según Mitre, era “el tipo de gaucho argentino, que en las batallas montaba en pelo a manera de centauro”. Cutolo lo describe como “domador y jugador de pato, que usaba bota de potro, se ataba la cabeza, se apretaba la faja y peleaba con lanza y facón”. Se lo veía por las calles porteñas “montado en un bayo de cabos negros, corcoveador y alertero, vistiendo su abundante chaqueta, envuelto en un poncho pampeano de alegres colores, y la gran galera echada sobre sus ojos vivarachos y pendencieros”.
Pastor Obligado narra la novelesca fuga de Hornos, cuando lo condenaron a muerte por conspirar contra Urquiza. Distrajo al centinela, montó un caballo y salió al galope. Cuando estaban a punto de alcanzarlo, tapó los ojos del animal con el poncho, lo espoleó y saltaron juntos la barranca del río Uruguay. Nadó prendido a las crines perseguido por el indio Guarumba, del ejército federal, a quien amenazó con ahogarlo si se le acercaba.