La renuncia y reemplazo del Director.
Transcurría abril de 1816 y sesionaba casi a diario, en San Miguel de Tucumán, el Congreso de las Provincias Unidas. Entretanto, en Buenos Aires, no dejaban de registrarse muy serias novedades. El 16 de marzo, antes de instalarse el Congreso, Manuel Belgrano (llegado en enero de vuelta de su misión en Europa), fue designado por el Director Supremo interino, Ignacio Álvarez Thomas, como general en jefe del Ejército de Observación.
La misión de dicho Ejército era pacificar Santa Fe, que reconocía el liderazgo del jefe oriental José Gervasio Artigas. Esa provincia había salido del control del Directorio. Meses atrás, su caudillo, Estanislao López, había batido a las fuerzas porteñas que la invadieron para someterla, y mandaba en ella como gobernador.
Belgrano, para tratar con López, comisionó a uno de sus oficiales, el general Eustoquio Díaz Vélez. Pero este resolvió darse vuelta, y firmó (9 de abril), en Santo Tomé, un pacto con López. Allí se comprometió no sólo a retirar sus tropas, sino también a destituir al Director Álvarez Thomas y a asumir el mando de la fuerza, reemplazando a Belgrano. Este terminó arrestado e intimado a retirarse a Buenos Aires. Álvarez Thomas presentó de inmediato la renuncia. Ignorando la autoridad del Congreso y tomándose insólitas atribuciones, el Cabildo de Buenos Aires y el organismo consultivo del Directorio, llamado Junta de Observación, aceptaron la dimisión y designaron Director Supremo al general Antonio González Balcarce, el 16 de abril.
De tan serios sucesos, el Congreso se enteraría recién diez días más tarde, dada la lentitud de las comunicaciones.