Origen de los edificios de avenida Sarmiento
“Tucumán necesita los refinamientos de las grandes ciudades… Me propongo construir un gran hotel con 120 habitaciones por lo menos y todos los detalles del confort moderno. Quiero agregar a este edificio un centro de diversiones que atraerá seguramente una enorme clientela. Me refiero a un teatro-casino, a la manera de los que funcionan en Niza, en las grandes playas y en nuestro propio Mar del Plata”. Así formulaba el empresario Faustino Da Rosa, el 11 de mayo de 1908, su propuesta al Gobierno de Tucumán, sobre la construcción de los tres grandes edificios de avenida Sarmiento al 600.
A cambio de esto, pedía que se le otorgase -a él o “a la sociedad que yo pudiera formar a ese fin”- la concesión de explotar, por 35 años, “el Hotel-Teatro-Casino, en los edificios que construiré”, con la exoneración de todo impuesto provincial o municipal.
Se comprometía a “emplear en los edificios un capital no menor de 1 millón de pesos”; a vender los mismos a la Municipalidad después de los 35 años, al “50 por ciento del capital invertido, sin interés”. Asimismo, a entregar diariamente, durante la concesión, el 12 por ciento de los beneficios del Casino, si se le donara además el Teatro Belgrano y, caso contrario, el 8 por ciento.
Tal fue la propuesta que la Legislatura trató. La ley -promulgada el 18 de agosto de 1908- le practicó varias modificaciones. Por ejemplo, fijó una inversión de 1.300.000; una entrega del 15 por ciento diario del producido bruto del Casino (sin tomarse en cuenta lo del Teatro Belgrano), y la facultad de expropiar los locales en diversas condiciones según el tiempo transcurrido, a partir de los 10 años, entre otras.