Una operación de casi un millar de vacunos
Durante el siglo XVII, tuvo bastante importancia, en San Miguel de Tucumán, el comercio ganadero. Se sumaba a su conocida producción de carretas, muebles y maderas. El historiador Arturo Garvich, en su artículo “Los cristianos nuevos portugueses y la economía de la colonia”, de 1987, publicó un ilustrativo documento a ese respecto, que guarda nuestro Archivo Histórico. Consta allí una operación de compraventa de casi un millar de cabezas, realizada en 1610, entre un portugués residente en Tucumán y otro portugués radicado en Jujuy.
“Sepan cuantos esta carta vieren como nos, Fernán Báez, mercader, como principal, y yo Tomás Díaz, su fiador, residentes y vecinos de esta ciudad de San Miguel de Tucumán, nos obligamos a dar y pagar a Baltasar Pérez, portugués, o la persona que su poder tuviere, tres mil trescientos y setenta y dos pesos corrientes de a ocho reales cada uno, que le debemos por razón y de precio que yo, el dicho Fernando Báez, compré del susodicho en mercaderías”, expresaba el documento firmado por Báez y el fiador.
Declaraban luego los firmantes que “nos obligamos de dar y pagar los dichos tres mil y trescientos setenta y dos pesos al dicho Baltasar Pérez, en novecientas y treinta y siete cabezas de vacas y novillos, escogidas, puestas en la ciudad de San Salvador de Jujuy por nuestro riesgo y cuenta, las cuales ha de escoger en esta ciudad el dicho Baltasar Pérez”. Asimismo, se comprometían a que las reses “han de salir de esta ciudad en todo el mes de septiembre primero que viene del año de mil y seiscientos y once, y han de ir su vía recta hasta la dicha ciudad de Jujuy”.
Comenta el historiador que las mulas, en primer lugar, y también el ganado vacuno, renegociados, tenían como destino final el Alto Perú, generalmente la ciudad de Potosí.