
Burmeister y el colegio tucumano, en 1859
En 1859, visitó Tucumán el sabio prusiano Germán Burmeister. Presenció los exámenes del Colegio San Miguel, que dirigía Amadeo Jacques, y elaboró un muy elogioso informe sobre la experiencia.
Opinaba que el San Miguel “ocupa el rango de un Gimnasio de primera clase del Estado Prusiano; con la diferencia de que en el establecimiento prusiano la instrucción se apoya más en los idiomas clásicos, y el colegio de Tucumán tiene por base las ciencias que llamamos exactas”.
Apuntaba que los escolares tucumanos “están tan adelantados en la traducción del Latín y del Francés como los alemanes; pero el Griego está excluido y a mi parecer con bastante razón, porque en estos países es muy probable que falten los medios necesarios para enseñarlo”.
Agregaba que “superior es el Colegio de Tucumán a un Gimnasio en cuanto a la ciencias físicas, Cosmografía, Geografía Física, etcétera, e igual en las ciencias matemáticas, que también se enseñan allí hasta la Trigonometría Esférica y ecuaciones de segundo grado”.
Entre los primeros
Comentaba que “con admiración he notado el despejo y presencia de espíritu con que los alumnos demostraron la extensión de sus conocimientos, contestando preguntas muy variadas”.
Conocía muchos colegios de la Confederación Argentina, y ponía al tucumano “entre los de primer rango”.
Esto porque “está fundado sobre una base verdaderamente científica, y no tiene el defecto, ni de aquella superficialidad brillante que se nota en los colegios que han adoptado el sistema norteamericano”, ni tampoco “de aquel método escolástico que hace tiempo ha caído en Europa en justo olvido y con que todavía algunos colegios de estos países están haciendo alarde”.