En un decreto de 1854 y una ley de 1867.
Desaparecido el Cabildo en 1824, el gobierno de la ciudad de San Miguel de Tucumán quedó, en los hechos, a cargo del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo, que se lo encomendaba generalmente a la Intendencia de Policía.
El 23 de agosto de 1854, el gobernador José María del Campo, por decreto, instituyó “una Junta Municipal permanente, compuesta de nueve vecinos respetables de la ciudad”, que allí se nombraban. Eran José Frías, Nicasio Cainzo, Juan Manuel Terán, Ruperto San Martín, Ambrosio Romero, Eugenio Chenaut, Rufino Cossio, Fernando Zavalía y Melitón Rodríguez. Designaba como presidente, “para este año”, al señor Frías.
Sus atribuciones se limitaban a colectar y administrar los fondos obtenidos para “el empedrado de las calles y veredas”. Debían contratar los operarios y vigilar la obra. El Gobierno, “oportunamente”, destinaría “el producto de uno de los ramos de propios de la Ciudad”, para “la conservación y aumento del empedrado”. La Policía estaba obligada a prestarles ayuda en las referidas tareas.
Como se ve, este embrión de Municipalidad nacía para encargarse solamente del empedrado, y el Ejecutivo Provincial continuó disponiendo medidas en asuntos de la ciudad. Recién en 1867 y de acuerdo a la Constitución local de 1856, el gobernador David Zavalía proyectó la ley que, promulgada en 1867, instituiría la Municipalidad con todas las atribuciones necesarias para el gobierno de la capital.
Empezó a funcionar el 7 de enero de 1868. En 1883, por ley del 16 de abril, se estableció la estructura actual, de un Departamento Ejecutivo y un Concejo Deliberante.