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NOLASCO CÓRDOBA. Aparece bailando una cueca, en una fiesta campestre tucumana de los años 1910.

Marino, catedrático, cultor de la tradición.


Don Nolasco Córdoba, hermano del gobernador Lucas Córdoba, fue uno de esos personajes inolvidables del viejo Tucumán. “¿Cómo se podrá decir que don Nolasco era algo más que una figura querida?”, decía LA GACETA al despedir sus restos. “¿Cómo expresar ese afecto hacia algo que es de todos y que todos quisimos?”, se preguntaba.

Nació en Tucumán el 24 de noviembre de 1856. Aquí terminó el secundario y pasó a Buenos Aires para estudiar Ingeniería Civil. Antes de graduarse, se enroló en la Armada en 1878, como alférez. Tomó parte en la expedición al Río Negro de la cañonera “Uruguay”, y al regreso fue nombrado profesor en la Escuela Naval Militar. Se casó con una dama porteña, doña Josefina Alais.

Vuelto a Tucumán, actuó en política en el Partido Provincial. Fue dos veces senador a la Legislatura y presidió esa cámara, así como constituyente de 1907 y gerente del Banco Nacional en liquidación. Ejerció destacadamente el profesorado. Enseñó Álgebra y Geometría en el Colegio Nacional, en la Escuela Sarmiento, en la Normal y en la Escuela de Agricultura, y fue vocal del Consejo de Educación. Durante 16 años, revistó en el foro como Defensor General de Menores. En dos ocasiones, presidió el prestigioso Club Social.

Dotado de amenísima conversación, era cultor de las mejores tradiciones, gustador de la música y célebre por su sentido del humor. Murió el 31 de enero de 1919. Este diario dijo que “se fue con don Nolasco el alma de la tierra tucumana, pues eso fue: espíritu floreciente, alegría, salud, que era gentileza, y elegancia, y mentalidad, y tradición”. Brillaba en su persona “algo que no se adquiere y que poseía como fruto de una larga evolución: caballerosidad. Como un caballero chapado a la antigua, pasó don Nolasco por la tierra”.