Un reclamo a Mitre del tucumano Marcos Paz
El tucumano Marcos Paz (1811-1868), abogado y militar, tuvo, como se sabe, una destacadísima actuación pública. Fue senador nacional, progresista gobernador de Tucumán, constituyente nacional de 1860, gobernador interino de Córdoba y otras dignidades, en una carrera que culminó con la vicepresidencia de la República, en 1862. La asumió junto con el general Bartolomé Mitre, elegido presidente.
Pero el estallido de la Guerra del Paraguay hizo que, en julio de 1865, Mitre le delegara el mando supremo para asumir la jefatura de las fuerzas aliadas que luchaban contra Solano López. Así, recayó sobre sus espaldas la administración del país durante años turbulentos y complicados.
Un día de 1867, escribió a Mitre una enérgica carta, instándolo a volver a Buenos Aires. Expresaba: “Siempre he creído que el jefe de Estado, cualquiera sea su denominación, no puede abandonar la silla del gobierno por un largo tiempo sin exponer a su país a dificultades de todo género y a la peor de todas las desgracias: la anarquía. Hoy, con la experiencia que he adquirido con cerca de dos años que estoy ocupando su puesto, he acabado por convencerme de esta verdad. A tal punto que, si fuera legislador, prohibiría la salida del primer magistrado de mi patria, como está dispuesto en casi todos los pueblos civilizados”.
Mitre dejó transitoriamente el comando militar, y retornó a Buenos Aires hasta julio, tras lo cual volvió a dejar la presidencia en manos del tucumano y regresó al Paraguay. Pero meses después, el 2 de enero de 1868, falleció el doctor Paz, víctima del cólera. Entonces los ministros llamaron presurosamente a Mitre, quien regresó a reasumir la presidencia que había quedado acéfala por dos semanas.