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AMADEO JACQUES. Firma del ilustre francés al pie de una carta redactada en su idioma. LA GACETA / ARCHIVO

Esperanzas por la gestión de José Posse.


En 1857, el tucumano José Posse, por entonces diputado al Congreso de la Confederación, informó al presidente Justo José de Urquiza que el doctor Amadeo Jacques, llegado al país hacía cuatro años, era autor de una iniciativa interesante. Se trataba del proyecto de fundación de una Escuela Politécnica y de un Cuerpo de Ingenieros de la Nación. El distinguido francés lo había elevado tiempo atrás, sin éxito, al Ministerio del Interior.

Posse informó a Jacques de su gestión y le comentó que el asunto había interesado a Urquiza. Esto animó a Jacques a dirigirse directamente al presidente, en carta del 17 de noviembre de 1857. Aprovechó la misma para narrarle su trabajosa existencia hasta entonces. Le enviaba ejemplares de su informe sobre la expedición al Salado, de 1855: no había logrado que la publicasen en Paraná -entonces Capital de la Confederación- pero la había editado en la “Revue de Paris”.

Le recordaba que su Gobierno le encargó una “descripción física exacta y detallada” de las provincias de Tucumán y Santiago. Empezó a hacerla, pero al poco tiempo dejaron de enviarle el honorario mensual. Los apuros económicos lo forzaron a aceptar, en Santiago, “el humilde trabajo de agrimensor”, único que lo mantenía hasta la fecha. De todos modos, seguía recopilando datos para elaborar siquiera la descripción de Santiago.

Su mala situación le impedía viajar a Paraná para hablar personalmente con Urquiza sobre el proyecto de la Escuela Politécnica, “con explicaciones verbales, más dilatadas y más claras que las que van escritas”. En suma, esperaba que el presidente hiciera algún esfuerzo en su favor.