Fue una de las primeras de la Universidad
Meses antes de la inauguración oficial de la Universidad de Tucumán (dependiente de la Provincia todavía), su Consejo Superior encargó a uno de sus miembros, el médico Estergidio de la Vega (1885-1926), que estudiase “la conveniencia de establecer una Escuela de Farmacia y sus conexiones con la Escuela de Química”.
En su clásica “Historia de la farmacia argentina”, Francisco Cignoli narra el proceso posterior. Cuatro meses más tarde, Vega expuso en su informe el interés de la fundación proyectada, “para la cual había que crear dos cátedras nuevas: Botánica Farmacéutica y Zoología que, con Fisiología y Anatomía Comparadas y Física y Química, formarían el cuadro del primer año”.
El Consejo aprobó la ordenanza de creación de la Escuela de Farmacia el 9 de mayo de 1914, días antes de la inauguración formal de la casa de estudios. Con un plan de tres años, tendría alumnos regulares y libres, y se encargaba al doctor Estergidio de la Vega “su organización y dirección”.
Como fundamento, se señalaba “la necesidad de que las farmacias de Tucumán y sus vecinas del Norte Argentino, que hasta entonces permanecían en su mayor parte dirigidas por dependientes ‘idóneos’, fuesen sometidas a la dirección técnica de profesionales universitarios”. Subraya el historiador Cignoli que, como disposición transitoria, se permitía que los “idóneos” pudieran ”matricularse en los cursos de Farmacia de la Universidad en calidad de alumnos extraordinarios y por este año solamente”.
Al iniciar su actividad ese año 1914 la Escuela de Farmacia, se registró un total de 81 alumnos inscriptos. Nueve de ellos recibirían sus títulos en la colación de grados del 24 de mayo de 1918.