Un grupo apoyó la naciente Universidad
La creación de la Universidad de Tucumán en 1914, estuvo sustentada con fuerza por la denominada “Generación del Centenario”. El grupo rodeaba al fundador Juan B. Terán desde sus primeras empresas intelectuales y, cuando lanzó la idea de la casa de estudios, cerró filas a su alrededor. Integraron el Consejo Superior y el plantel docente desde la hora inicial, o lo apoyaron desde sus cargos en Buenos Aires, como fue el caso de Julio López Mañán. Es justo rescatar el nombre de siquiera algunos de ellos.
En el Consejo, se sentaban los sabios Miguel Lillo e Inocencio Liberani; el literato Ricardo Jaimes Freyre; el filósofo Alberto Rougés; los jurisconsultos José Ignacio Aráoz, Juan Heller y Miguel P. Díaz; los ingenieros Alejandro Uslenghi, José Padilla, Juan J. Chavanne y Arturo Rosenfeld y el médico Guillermo Patterson. En las secretarías, el abogado José Lucas Penna, el médico Estergidio de la Vega y el profesor José B. González.
Entre los primeros profesores, son de mención obligada William Cross, Domingo Torres, Adolfo Rovelli, Fidel Zelada, Rodolfo Peppert, Atilio Terragni, José E. Villafañe, Conrado Bauer, Juan B. Tinivella, Iván R. Fontana, Bernardo Lozada Echenique, Rufino Cossio, Ernesto Prebisch, Carlos Díaz, por ejemplo. El gran matemático José G. Sortheix, luego gobernador de Tucumán y rector de la casa, era figura destacada del cuerpo docente inicial. Terán recordaría que Sortheix lo secundó “en la época en que dictar una cátedra en la pobre Universidad provincial era un acto simplemente de patriotismo y de devoción por la cultura”.