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DON DOMINGO ARÁOZ. Con su esposa, doña Francisca Aráoz, eran los herederos de la mesa de la Casa Histórica, a fines del siglo XIX. LA GACETA / ARCHIVO

Un mueble con mucha historia.


El 9 de julio de 1914, en LA GACETA, el doctor Luis F. Aráoz (1844-1925) narró recuerdos propios y familiares sobre el mobiliario de la Casa Histórica. Respecto de la mesa del Salón de la Jura, confirmaba que sobre ella se suscribió el acta de la Independencia. No sólo lo decía la unánime tradición, sino que se lo contaron los dueños de la mesa, don Domingo Aráoz y su esposa, Francisca Aráoz, nieta ella de Bernabé Aráoz, gobernador de Tucumán en 1816.

En 1895, recordaba, vinieron alumnos del Colegio de Concepción del Uruguay y fotografiaron la mesa, “que es de guayacán”, y “recibieron explicaciones del mismo Domingo Aráoz”. Ese año, el matrimonio consultó al entrevistado sobre el proyecto que tenían de donar la mesa al Gobierno de la Provincia.

El doctor Aráoz no estuvo de acuerdo, sobre todo por el antecedente de que, en la revolución de 1893, las fuerzas nacionales devastaron el archivo de los Tribunales de Tucumán, “quemando los expedientes y algunos muebles para calentar agua: temíamos igual suerte para esa reliquia”, dijo al periodista.

Agregaba que, según se lo refirió don Nabor Córdoba, ante esa mesa se anudó, en 1812, el compromiso de don Bernabé Aráoz y el cura Pedro Miguel Aráoz, con el general Manuel Belgrano, de reforzar el Ejército del Norte para enfrentar a los realistas en la batalla de Tucumán.

Lo mismo había oído, dijo, a viejos vecinos de nuestra ciudad, como Bernardino Cainzo, Fortunato Baudrix, Marcelino de la Rosa y, en Buenos Aires, al doctor Dalmacio Vélez Sarsfield, “además de que ello es de la tradición en las gentes de Tucumán”.