Pedro Bascary la ejerció durante el cólera.
Durante la epidemia de cólera que asoló a Tucumán entre diciembre de 1886 y febrero de 1887 se destacaron, además de los médicos, muchos otros ciudadanos cuyo nombre no suele recordarse. Uno de ellos fue don Pedro Benito Bascary. En los días del cólera, el gobierno lo designó jefe de Policía de Higiene del municipio de la Capital. Desde ese cargo cumplió una vasta tarea. Nada menos que velar por la higiene de la ciudad durante aquel terrible verano de “sálvese quien pueda”, misión que encaró con enérgicas medidas, nada sencillas de ejecutar.
Nacido en Tucumán en 1838, don Pedro era hijo del francés Bertrand Bascary y de la tucumana Tránsito Aráoz Villagra. Se dedicó a las actividades comerciales, donde llegó a amasar una regular fortuna. Tenía un importante establecimiento de curtiembre en el departamento Cruz Alta y fue propietario, durante varios años, del ingenio San Felipe, que vendió posteriormente a la firma Erdmann y Sosa.
Actuó en política, donde tuvo significativos cargos. Fue Intendente General de Policía y, en la Convención Constituyente de 1884 ocupó una banca, desde la que intervino activamente en los debates de confección de esa carta. Varias veces resultó elegido diputado y senador a la Legislatura Provincial, así como desempeñó la presidencia del Concejo Deliberante durante las intendencias de don Máximo Etchecopar y del doctor Carlos Vera. El 6 de mayo de 1896 fue elegido intendente municipal de San Miguel de Tucumán, funciones que ejerció hasta el 18 de agosto de ese año.
Con su esposa, doña Virginia Leal, y sus hijos, residía en su casa de la calle Rivadavia segunda cuadra. Mucho después, adquirió ese inmueble el Partido Justicialista para su sede, que conservó por largos años la fachada original. Don Pedro Benito Bascary falleció en Tucumán, el 9 de enero de 1909.