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EL EJÉRCITO DEL NORTE. Una de sus marchas en el Alto Perú, en una acuarela de Francisco Fortuny.

Una larga discusión donde no hubo acuerdo


En la sesión del 22 de agosto de 1816, se trató “el plan de distribución o prorrata de reclutas a las provincias y pueblos para la formación o refuerzo de los ejércitos”.

Los diputados Juan José Passo y Esteban Agustín Gazcón presentaron dos proyectos.

Uno de ellos establecía “el cinco por ciento de la población”, de acuerdo a la cifra de habitantes que se tomó en cuenta para elegir diputados.

Por ejemplo, a Buenos Aires, con 105.000 personas y siete diputados, le tocaban 5.250 reclutas. A Tucumán, con 105.000 (cifra formada sumando la cabecera de San Miguel de Tucumán más las subordinadas Santiago del Estero y Catamarca) y siete diputados, debía contribuir con la misma suma de 5.250. El otro proyecto reducía la recluta al dos por ciento de cada población. Esto significaba 4.800 soldados, sumando Córdoba, La Rioja, Tucumán, Santiago, Catamarca, Salta y Jujuy, “para reforzar el Ejército del Perú hasta el completo del presupuesto de su fuerza”. El sobrante sería destinado al ejército que estaba formando San Martín en Mendoza, y al de Buenos Aires.

Discutidas ambas propuestas, Pedro Ignacio Rivera sugirió una combinación de las dos. Según la crónica de “El Redactor”, a pesar de este temperamento “variaron las opiniones, inclinándose unos al primero y otros al segundo plan, como menos gravoso y más asequible”.

Agrega que “discutida suficientemente la materia, y puesta en punto de votación, incidió la duda sobre el orden de asuntos a que pertenecía”. Y “trabada una discusión tenaz, que impidió decidir lo principal, quedó en suspenso hasta la sesión siguiente”.