En la hoy Academia Nacional de la Historia.
El 19 de mayo de 1928, en Buenos Aires, la Junta de Historia y Numismática Americana (hoy Academia Nacional de la Historia) presidida por el doctor Ricardo Levene, recibía como miembro por Tucumán al doctor Juan B. Terán. La respectiva presentación corrió a cargo del doctor Carlos Correa Luna.
Este recordó que las obras de Terán eran familiares a sus colegas: “están en todas las bibliotecas y su nombre, hace tiempo -un tiempo cualitativo, se entiende, pues su juventud salta a la vista- es la enseña victoriosa de un gallardo trabajador intelectual”. Subrayó que ha fundado y dirige “una Universidad realmente nueva”. Una casa “que es la única en la República que no frutece de abogados, y que enseña con pocos libros y con muchos experimentos, muchas obras de laboratorio, muchos anticipos vitales de la lucha por la existencia que aguarda a los educandos más allá de las aulas”.
Destacó los libros de Terán, y afirmó que, en los últimos, como “El nacimiento de la América española” y “La salud de la América española”, aparece “el pensador, el artista y el patriota de honda visión continental”, que “nos enseña, página por página, lo que tal vez no sospechábamos acerca de la formación del hogar criollo y del plasma psicológico de nuestras masas populares”. Era una característica del estilo de Terán, “el horror a las formas pesadas, a la historia solemne”.
Notaba que “su frase tersa, nerviosa, de alado giro y repliegue inesperado, no obstante ser suya, exclusivamente suya, se parece a la de aquel primoroso colega, que ayer nomás realzaba nuestras sesiones con su fino talento, jugoso de amable escepticismo. Me refiero, ya lo saben, a Juan Agustín García, con quien Terán, salvo el mordiente de la duda, que en él responde a una distinta posición filosófica, tiene más de un punto de contacto”.