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MONUMENTO DESAPARECIDO. En 1917 se inauguró este monumento al doctor Benjamín Aráoz, en la avenida de su nombre. Un día no precisado se lo retiró, sin explicaciones. la gaceta / archivo

Fue bautizada “Benjamín Aráoz” en 1895.


Hoy celebra su cumpleaños número 118 la avenida Benjamín Aráoz. En efecto, data del 31 de diciembre de 1895 el decreto por la cual se le puso ese nombre. Era homenaje al gobernador Aráoz (1856-1895), fallecido repentinamente un mes atrás, el 29 de noviembre, cuando presidía la recepción de los restos del general Gregorio Aráoz de La Madrid.

Hasta ese momento, la arteria carecía de denominación, y el público la conocía simplemente como “la calle ancha”. El doctor Juan Heller, nacido en 1883, la evocó en un escrito tal como pudo verla en su adolescencia, cuando era el ámbito preferido para la “yuta” de los escolares.

Escribía, en 1916, que “lo que es hoy la avenida Benjamín Aráoz era entonces un ancho, interminable y polvoriento callejón”. Estaba “animado por el trajín frecuente de las grandes vías”, y mostraba “aceras bordeadas de una fila ininterrumpida de grandes árboles regionales y, a cortos trechos, ranchos que lo hacían alegre y vistoso”.

Los que habitaban a lo largo del gran callejón, “se entregaban a sus ocupaciones cotidianas en el pedazo de tierra endurecida y limpia que servía de patio al rancho”. Y “a la sombra del árbol más equidistante del polvo del camino y de la vigilancia de los dueños, toscas mesitas de madera ofrecían al transeúnte un modesto y barato refrigerio de aloja, miel, caña dulce, pan de mujer, bollo, naranja, patay, sandía: todos los productos de la industria criolla según la estación reinante”.

La excursión de los “yuteros” por la “calle ancha”, solía terminar en una zambullida bajo el puente del río Salí, “y cuanto más crecida estaba la corriente, tanto más divertido y accidentado resultaba el baño”.