El padre de Alberdi era un hombre culto
El distinguido vecino de San Miguel de Tucumán, don Salvador de Alberdi, padre del célebre autor de las “Bases”, residía, como se sabe, en una casa situada en la actual calle 25 de Mayo, frente a la plaza Independencia y llegando a 24 de Setiembre. Tenía allí su tienda y, en las habitaciones de vivienda, una biblioteca más que nutrida para aquellos tiempos. Don Salvador falleció el 3 de marzo de 1822, “improvisadamente” y “a las 9 de la noche”. Pocos días más tarde, se abrió la sucesión.
De esas actuaciones, nos interesa el “estante de libros” cuyo contenido consignaban -sin demasiado cuidado en los títulos- los inventariadores. Estaban el “Semanario Erudito” que constaba de 35 tomos “en pasta”; el “Quijote de la Mancha”, también encuadernado “en pasta”; el “Gil Blas”, de siete tomos; el “Telémaco”; una Biblia, “en castellano, con el Nuevo y Antiguo Testamento”.
Seguían dos “Diccionarios”, uno de ellos en cuatro volúmenes; las “Ordenanzas de Bilbao”; los “Establecimientos Ultramarinos o el Reynal” traducido por el duque de Almodóvar; el “Diccionario geográfico de las cuatro provincias de Vizcaya y Navarra”; el “Emilio” en dos tomos; el “Evangelio en triunfo”; los “Salmos de David”; las “Epístolas de San Pablo”; la “Clave historial y atlas geográfico histórico, cronológico, genealógico de todo el mundo”; los “Viajes fuera de España”, de Pons; la “Semana sanitaria”; una “Clave para la instrucción de la geografía e incidencia de las castañuelas”; el “Quinto Curcio”, en castellano y un “Diccionario francés” por Taboada.
La biblioteca de Salvador Alberdi fue tasada por los inventariadores en la suma de 168 pesos y seis reales.