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EVARISTO BARRENECHEA. Como presidente del Superior Tribunal de Justicia, destacaba la necesidad de bibliografía jurídica. LA GACETA / ARCHIVO

En 1887 empezó a formarse la biblioteca.


La memoria que el presidente del Superior Tribunal de Justicia de Tucumán, doctor Evaristo Barrenechea, elevó al Poder Ejecutivo en 1888, contiene antecedentes de interés sobre la formación de la hoy tan poblada Biblioteca del Palacio de Justicia.

Los libros de Derecho eran entonces escasos y el Poder Judicial no los tenía. El doctor Barrenechea expresaba que durante el gobierno interino del presbítero Ignacio Colombres, el Tribunal que presidía obtuvo “autorización para comprar algunos libros, cuya falta se hacía sentir notablemente; y con éstos y con los que anteriormente tenía, ha podido formar una pequeña biblioteca que presta servicios tanto a los miembros de la Cámara, como a los jueces y demás funcionarios que quieren consultar sus obras”.

Ese año 1888, como el presupuesto del Poder Judicial tenía una partida de 600 pesos para muebles de los juzgados, Barrenechea consiguió autorización, informaba, “para invertirlos en la compra de más libros, y con esta nueva dotación hemos conseguido tener las principales obras de consulta”.

Pero, advertía el presidente, “poco habremos adelantado, si carecemos en lo sucesivo de recursos para seguir aumentando la biblioteca”. Se necesitaban “las nuevas obras que se publican como la última expresión de los progresos alcanzados en el Derecho y la jurisprudencia, y de las que aparecen cada año, o de tiempo en tiempo, para completar obras anteriores de las que no son más que una continuación”. Le parecía conveniente, por lo tanto, “crear en el presupuesto una partida destinada a este objeto”.