
Anécdota de Julio A. Roca y Lucas Córdoba
En “Roca y su tiempo” (1931) Augusto Marcó del Pont narra una anécdota del popular militar y luego progresista gobernador de Tucumán, teniente coronel Lucas Córdoba, gran amigo y camarada de Julio Argentino Roca.
Corría el año 1869. El entonces teniente coronel Roca regresaba de la campaña a Salta, amenazada de una invasión de las montoneras de Felipe Varela. Aunque no se combatió, el trajín había deteriorado considerablemente los uniformes de los oficiales y de los soldados.
Sucedió que el entonces mayor Lucas Córdoba “había estrechado relaciones con una señorita, pero no podía satisfacer su deseo de visitarla, por tener su chaquetilla en muy mal estado”. Dadas la confianza y amistad que tenía con su superior Roca, le pidió prestado su capote para ir a la casa de la niña. Roca accedió, y don Lucas se lo puso directamente sobre el chaleco, obviando la deteriorada chaquetilla. No pensaba sacárselo en toda la visita.
Llegó a la casa de la señorita, y se sentó a conversar en un sillón. No había transcurrido una hora, cuando escuchó que un soldado llamaba a la puerta, de parte de Roca. Salió presuroso y el soldado le dijo que venía de parte del comandante, con instrucciones de llevarse el capote.
Don Lucas se dio cuenta de que no podía entregar la prenda al soldado, porque “¿cómo puede quedarse en chaleco delante de su novia?”. Pidió permiso a la familia y voló al cuartel. Allí, inquirió a Roca si era cierto que requería el capote. Roca le contestó que había sido un error del soldado (según otros, era una broma suya), y que volviera a continuar con su visita. Así fue que el mayor Lucas Córdoba “recobró la felicidad que se le escapaba con el capote y regresó a la casa de la novia”