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PEDRO MEDRANO. Se opuso a la clemencia, hasta que no concluyera el sumario.

Debate sobre la posibilidad de un perdón.


La sesión del Soberano Congreso del 2 de julio de 1816, se ocupó en totalidad con la lectura y debate sobre un oficio del Provisor y Gobernador Eclesiástico de Córdoba. El prelado imploraba la “paternal clemencia” de la corporación, a favor de los prófugos de La Rioja. Se trataba de los que habían abandonado esa provincia, luego de conjurarse el alzamiento del 15 de abril, del capitán José Caparrós contra el gobierno de Ramón Brizuela y Doria.

El diputado Esteban Agustín Gazcón propuso que “todos los papeles, oficios, resoluciones, etcétera, tocantes a la revolución de La Rioja, se pasasen al Supremo Director, para que conozca en la causa”. De modo que, a su paso por la ciudad de Córdoba, donde estaban los reos, “pueda tomar providencias y, en vista de los sumarios que se formen, dar sentencia y remitir el proceso al Soberano Congreso”. Esta propuesta fue aprobada, según la crónica de “El Redactor”, menos en la última parte.

El diputado Teodoro Sánchez de Bustamante, “por un efecto de conmiseración hacia los ciudadanos de La Rioja”, propuso que se permitiera el regreso a sus hogares, a los emigrados por causa de la revolución en esa ciudad. Esto con excepción de los caudillos del golpe, es decir el capitán Caparrós, el teniente de gobernador y los miembros del Cabildo. Pero el diputado Pedro Medrano mocionó, “después de una declamación enérgica a favor del orden y la necesidad de reprimir toda clase de disturbios, que esto no podía verificarse hasta que, concluida la sumaria, pueda por ella venirse en conocimiento de los caudillos de la insurrección, y distinguir los inocentes de los culpables”. Concluyó opinando de la misma manera que Gazcón.