Castro Barros formuló un planteo y renunció
No celebró sesión el Soberano Congreso el 15 de agosto de 1816. Sí se reunió el día anterior. Se aprobó, a propuesta de Juan José Passo, un agregado al plan de impuestos. Consistía en que “los españoles europeos que no pudiesen costear por entero un soldado en el Ejército, lo costeasen en una mitad o en una tercera o cuarta parte”.
Se leyó un liego del teniente de gobernador de La Rioja, Ramón Brizuela y Doria. Narraba que el pueblo se había intranquilizado por la llegada del ex teniente de gobernador Domingo Villafañe, desde Córdoba, con un escolta de 50 hombres armados. Aunque parecía resuelto a no reconocer a la nueva autoridad, al final hubo una “recíproca conciliación”, con lo que quedó felizmente restablecido el orden en esa ciudad.
El diputado Pedro Ignacio de Castro Barros hizo un planteo formal en ese tema. Dijo que, como advertía, se había autorizado, para tranquilidad de la Rioja, “la restitución de los sediciosos al seno de sus familias, no solo en absoluta impunidad, sino aun premiados algunos de ellos”. Y que además, se había separado al gobernador Brizuela y Doria de su cargo. Por todo esto, como diputado por La Rioja, se sentía obligado a hacer renuncia de su cargo. Solicitaba que el Congreso la aceptara y la publicase en “El Redactor”.
Asimismo, pidió que se ordenara “al intruso Ayuntamiento de La Rioja”, que formalizara ante el Congreso la acusación d los delitos sus rivales le imputaban como diputado. No podía mirarlos con indiferencia, porque afectaban “su reputación y el carácter público que investía”. No se aceptó la renuncia pero se apoyó esta última moción.