Imagen destacada
PADRE MIGUEL ROMÁN. Borrosa foto del inolvidable párroco de Medinas rezando al pie de la Patrona de la villa. la gaceta / archivo

Tranquilizaba al párroco de Medinas


Ayer reprodujimos una carta del famoso cura José Gabriel Brochero, escrita desde nuestra provincia en 1901. Es oportuno agregar párrafos de otra, fechada también en Medinas, del 26 de mayo de ese año. La dirigía al obispo de Tucumán, monseñor Pablo Padilla y Bárcena.

El prelado le había anunciado que iría a Santa Ana, donde Brochero iba a predicar. Este le contaba que el párroco de Medinas, padre Miguel Román, estaba inquieto porque quería preparar al obispo un alojamiento lujoso. Pero, decía Brochero, “él no conoce a Vuestra Señoría por dentro, sino por fuera”, y “yo lo tranquilicé completamente diciéndole: Vea mi cura, si al señor obispo Padilla se le diera a elegir entre un palacio de cristal para su alojamiento y las letrinas, elegiría sin vacilar estas últimas; yo conozco a monseñor Padilla desde niño”.

Narraba que así dejó tranquilo al padre Román y, decía, “le añadí por superabundancia: si monseñor Padilla ha sabido dormir enteramente bien, cuando iba a mi curato de San Alberto, en un sobrepelo y taparse con un ponchito que no valía dos pesos, ¿cómo no iba a dormir bien y estar contento, cuando usted no le va a dar una de las letrinas de Santa Ana, sino una de las tantas modestas casas que hay allí, y le va a dar un buen catre, colchón, sábanas?”.

En cuanto a los “adláteres” del obispo, le dijo que no se afligiera, “porque yo, que debo ser mejor que todos ellos, he de dormir en la cocina y en el suelo limpio, y les he de prestar hasta el poncho que he traído, a fin de que ellos tengan buena cama y no se dejen picar por la lechuza”.