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JULIO LÓPEZ MAÑÄN. El fotógrafo lo captó cabalgando por el parque del ingenio Santa Rosa, hacia 1910.

Voto de Julio López Mañán en el Congreso.


En 1909, se debatía en la Cámara de Diputados de la Nación la decoración del flamante Palacio del Congreso. El diputado Antonio Piñero propuso que aquella contuviera “las efigies de los más ilustres legisladores” y “las alegorías de las virtudes cívicas”. Hizo moción de que su iniciativa se votase sobre tablas.

El doctor Julio López Mañán, diputado por Tucumán, se opuso formalmente, en la sesión del 25 de setiembre. Aclarando que se hacía “verdadera violencia” al votar en contra, dijo que no eran momentos adecuados para esta “presión de urgencia”. Le resultaba “muy simpático” el tema de la decoración artística de los edificios. Pero, decía, eso “importa a la vez el ejercicio de una facultad muy grave por parte del Congreso, como es la de decretar honores a ciudadanos argentinos que han vinculado su nombre a la historia del país”.

Proponía “recapacitar, de acuerdo con nuestros deberes de conciencia, sobre las virtudes y condiciones de los ciudadanos que nos han precedido en la labor orgánica del país, y ver si no hay omisiones o si no hay desmedidos juicios históricos”. Tomar esas medidas con premura, “sería sentar un precedente del que quizás tuviéramos que arrepentirnos, pero cuya responsabilidad tendríamos que asumir, ante la crítica tranquila y serena que exige, como primera condición, que el tiempo, con su largo correr, haya modelado el juicio definitivo”.

Se estaba organizando la celebración del Centenario. Entendía López Mañán que el tema “ofrece campo y horizonte bastante para estas exteriorizaciones de patriotismo”, y que “a este proyecto ya le llegará su hora”. Entendía que “es un momento para recogernos y para meditar con toda conciencia”. La postura del tucumano se impuso finalmente en la votación.