Los carros que llegaron a Tucumán en 1868.
Existen algunas fechas que en cierto modo son “históricas”, dentro de la evolución de una comunidad. Generalmente no se las menciona: rara vez constan en los libros, y a veces ni siquiera en las monografías de investigación. Creemos haber detectado una de ellas.
El diario “El Pueblo”, que se editaba en Tucumán en la segunda mitad del siglo XIX, titulaba “Un progreso” su columna editorial del 20 de agosto de 1868. Expresaba que “el pueblo de Tucumán ha sido agradablemente sorprendido por la llegada de algunos carros tirados por mulas al pecho. Una sociedad española es la empresaria, la que en su primer viaje no ha tardado más que diecisiete días desde Villanueva hasta Tucumán”.
Consideraba que “era ya tiempo de que un nuevo medio de portear sustituyese al de las tropas de carretas tiradas por bueyes, medio el más lento de cuantos se conocen”. Opinaba que “en toda la industrias, y especialmente en el comercio, una de las cosas que se debe siempre procurar es la economía del tiempo, porque eso equivale a economizar el capital. No sólo se puede repetir una operación con el mismo capital, economizando el tiempo, sino que se ganan o pierden los intereses del capital en proporción al tiempo que se emplea en cada operación”.
Recordaba que “la gran máxima de la industria es tener siempre presente que el tiempo es dinero”. Y que, gracias a este “nuevo medio de portear con carros tirados por mulas, sustituido al de las carretas tiradas por bueyes, se economiza por lo menos las tres cuartas partes de tiempo, dadas la mejor época y las mejores condiciones de viaje. Y si se tiene en cuenta la mala situación y otros contratiempos, la economía es inmensamente mayor”.