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JUAN BAUTISTA ALBERDI. A comienzos de la década de 1850, en Valparaíso, se tomó esta foto al daguerrotipo del prócer tucumano. la gaceta / archivo

Una carta de Alberdi a Félix Frías, en 1847


En junio de 1847, en Chile, Félix Frías daba los últimos toques a su folleto “La gloria del tirano Rosas”. Con frecuencia, consultaba a su amigo, el tucumano Juan Bautista Alberdi, sobre la forma y el fondo de su texto, fuertemente antirrosista.

“En cuanto a la tendencia de su escrito, nada le digo, porque en eso sólo debemos la voz de la conciencia propia y de la inspiración íntima”, le decía Alberdi en carta del día 6. Pensaba que “todas las ideas deben tener ecos, y ecos francos y leales, y cada uno toma la aptitud para serlo de esta o aquella idea, de mil circunstancias personales en que se ha visto colocado y han acompañado los antecedentes de su vida”.

Afirmaba: “Yo no me diré pues ‘unitario’ ni ‘federal’, porque de veras jamás he pertenecido ni a los hombres ni a las ideas de esos dos partidos. Pero veré con gusto a ‘unitarios’ y ‘federales’ defender con coraje y fe su propia idea; sólo les pediré que se batan de un modo civilizado y legal, esto es parlamentariamente”.

Pero, “de tomar un aliado en lucha, tendré honor siempre en colocarme al lado del brillante y noble partido unitario. Con estas ideas que ya me conoce, vea usted, mi querido Frías, si tendré placer en ver lo que escribe, aunque sea, como usted dice, con los colores de partido, como unitario”. Creía que hay “una entidad, que como quiera se apellide, tiende a crearse y tomar cuerpo desde 1837, bajo la dirección de hombres no clasificados en los partidos unitarios y federales”. En fin, “siga su inspiración; haga lo que le diga la probidad que lo distingue, y esté cierto de que todos los amigos batiremos las manos al leer sus palabras”.