La emisión del Banco de la Liga del Norte.
Como se sabe, la Liga del Norte contra Rosas se constituyó en 1840, liderada por Tucumán e integrada por Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. La coalición se debatió siempre entre grandes dificultades económicas. Al principio, por decreto del 12 de febrero de 1841, el Gobierno de Tucumán, con firma del delegado Gregorio Aráoz de La Madrid y frente a “la escasez del medio circulante”, dispuso que “toda moneda vieja del cuño del Rey, la plata cortada y la de cordón sellada últimamente en Córdoba, se admitirá corrientemente en todo los pagos”. El Gobierno recogería posteriormente dicha moneda, se aclaraba, “cambiándola por otra nueva y de la correspondiente ley”.
Pero como este recurso no era suficiente, la Liga decidió fundar un “Banco Hipotecario”, emisor de billetes -muy precariamente impresos- que serían luego reembolsados. Por cierto que el público desconfiaba del reembolso y no los aceptaba. Entonces, otro gobernador delegado, Marco Avellaneda, ordenó por decreto que “los billetes de crédito emitidos a la circulación por el Banco Hipotecario de las Provincias del Norte son moneda corriente en la provincia, y como tal serán recibidos por su valor escrito en todas las contratas de compra y venta y en pago de deudas anteriores, a menos que hubiese estipulación en contrario”.
Disponía, además, que “el Gobierno castigará, como a conspiradores contra el orden público y sagrada causa de la libertad argentina, a todos los que se negasen a recibir los billetes, cuyas circulación debe contribuir tan poderosamente al progreso de la agricultura y de la industria y al aumento de la riqueza pública”. Advertía que la negativa constituía un delito, del cual los autores “serán juzgado breve y sumariamente por el Consejo militar permanente”.