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JOSÉ AGUSTÍN MOLINA. El distinguido prelado tucumano, en un retrato al óleo que pintó Ignacio Baz. la gaceta / archivo

Una novedad en el conocido episodio de 1834


Cierto episodio de 1834 es conocido. En junio de ese año, gracias a varias delaciones se descubrió una conspiración “unitaria” contra el gobernador “federal” de Tucumán, general-doctor Alejandro Heredia. La encabezaban el doctor Ángel López y un guerrero de la Independencia, el coronel Jerónimo Helguera. Los cabecillas fueron capturados y rápidamente se los condenó a muerte.

Ocurrió que días después, el 9 de julio, en el acto patriótico de la Casa Histórica, el recién llegado Juan Bautista Alberdi dijo un discurso donde pedía encarecidamente a Heredia que conmutara la sentencia. En el mismo sentido habló su compañero, Mariano Fragueiro. Conmovido, el gobernador dijo que sí. “La emoción literaria era el talón de este Aquiles”, comenta Juan B. Terán.

Pero no creo conocido el hecho de que, a las súplicas de Alberdi y Fragueiro, se unió en esa ocasión la que pronunció, en verso, el futuro obispo, doctor José Agustín Molina. En un tramo, decía: “La primera cualidad/ de un alma sencilla y fuerte/ cual la que te cupo en suerte/ fue la magnanimidad./ Alma grande ¡Perdonad!/ Hombre sensible ¡Clemencia!/ Unido a esta concurrencia/ pídotelo enternecido/ por lo que te es más querido…/ la Patria, la Independencia”.

En 1966, consultamos el texto completo de la composición. Consta en un cuadernillo manuscrito, dedicado a Manuela Lastra, que conservaba la familia López Mañán. Los versos llevaban el título: “El 9 de julio de 1834 en la misma sala donde se juró la Independencia de América, pidiendo al Gobr. Heredia por los presos, el Sr. Dr. D. José Agustín Molina dijo…”