Oficios de Bernabé Aráoz al Directorio.
En “La ciudad arribeña” (1920), el historiador Julio P. Ávila transcribe el contenido de oficios que remitía el gobernador de Tucumán, coronel Bernabé Aráoz, al poder central, en 1816. Ellos testimonian la dramática situación económica de la provincia. Se veía forzada a mantener al Ejército del Norte, llegado tras la derrota y acampado en la ciudad y en Lules.
El 3 de octubre, por ejemplo, Aráoz decía que no le era posible pagar el préstamo de 10.000 pesos de José María Orueta al general Pueyrredon, cuando este era jefe del Ejército del Norte, para la marcha a Jujuy. “El Ejército absorbe enormes sumas; ya no tengo más recursos, ni con qué contar que los muy exigüos de la provincia, hecha un esqueleto, terminados todos sus haberes y producciones a un solo fin, que ha sido la salvación del país”.
El empréstito que se había dispuesto, “no ha podido llenar los distintos objetos de su inversión, sujeto a este solo ramo”. Por eso y “porque el tesoro público se halla en nulidad, juzgo dificultoso en estas cajas aquel pago”. A pesar de todo, no dejaría de “arbitrar todos los medios que caben, en lo posible”, para cumplir las órdenes de pagar.
El 26 de octubre, reiteraba la imposibilidad del pago a Orueta, a quien se debía aún 9.000 pesos. “No quisiera decirlo, pero V.E. es testigo del estado de pobreza en que han caído este pueblo y sus hombres. También considero a V.E. en igual caso de necesidad, por los ingentes gastos que demanda la salvación del país. El interesado clama por el reintegro de su crédito y yo no puedo aliviarlo”. Y el empréstito “queda insoluto por la pobreza general”.