
La trayectoria de Raúl Dorronzoro y Fraix
El 16 de marzo de 1963, un ómnibus de la línea 10 que circulaba rumbo al centro por calle 24 de Setiembre, metros antes del puente ferroviario dio un bandazo, chocó contra un poste y aplastó al pasajero que estaba en el estribo. La víctima era el profesor Raúl Dorronzoro y Fraix, una personalidad conocida y estimada de nuestra vida cultural, que merece un recuerdo en esta columna.
Dorronzoro era santafesino. Tenía entonces 41 años y había nacido en Carcarañá, en una vieja familia. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, donde se graduó. Enseñó en la Escuela Normal y también dictó cátedras en la Escuela de Bellas Artes y en el Departamento de Artes de la UNT. Posteriormente, fue designado director de dicho Departamento. Era el cargo que desempeñaba eficazmente cuando ocurrió su muerte.
El profesor Dorronzoro había integrado la planta de nuestro diario, donde se desempeñó como cronista y como redactor, entre otras tareas. Quedó siempre vinculado a LA GACETA por sus frecuentes colaboraciones en la entonces “Página Literaria”.
Cuando falleció, estas columnas le dedicaron una importante nota necrológica. Ella destacaba que el afán de perfección, personal y de su medio, “lo llevó, como era de esperar, a la cátedra y al estrado del conferencista o del verdadero ’causeur’ que, en las reuniones, sabía esforzarse sin parecerlo, en transmitir sus muchos conocimientos sobre los temas más disímiles, no obstante que sus preferencias y su especialidad lo inclinaban irresistiblemente a la esfera de lo artístico”.