Por el fallecimiento de Benjamín Aráoz
Es conocido que el 28 de noviembre de 1895 quedaría marcado como una jornada trágica en Tucumán. En efecto, ese día, durante en el almuerzo del Cabildo por el centenario del general La Madrid y el arribo de sus restos, el gobernador, doctor Benjamín Aráoz, cayó muerto repentinamente, por una crisis cardíaca. Tenía 39 años.
Su comprovinciano, el general Julio Argentino Roca, era antiguo amigo de su familia, y no olvidaba los afectos anudados en la ciudad natal. Había sido condiscípulo de uno de sus hermanos, el doctor Luis F. Aráoz, en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Sería el destinatario de su sentida carta de pésame, fechada en Buenos Aires al día siguiente del deceso. La misiva es inédita y la reproducimos a continuación.
“Mi querido Luis: La muerte fulminante e inesperada de Benjamín me ha llenado de consternación. Ustedes pierden un hermano modelo, Tucumán uno de sus mejores hijos y yo un amigo de toda mi estimación y cariño”, decía el general.
“Era realmente un alma noble y pura. Si la justicia póstuma de los contemporáneos es un consuelo para los deudos, tú debes sentir, en medio de tus lágrimas, cierta satisfacción íntima, al ver cómo todo Tucumán se ha inclinado con respeto ante la tumba de tu querido hermano. Y escuchar las manifestaciones de duelo que muerte tan prematura ha arrancado en toda la república”.
Se despedía: “Te acompaña en tu pena y dolor tu viejo amigo”. En ese momento, el general era titular del Senado Nacional, y se desempeñaba desde un mes atrás como presidente interino de la Nación, por ausencia del doctor José Evaristo Uriburu.