En una palabra latina y también en la fecha.
Como es sabido, el gobernador Ernesto Padilla fue quien salvó la casa del Obispo Colombres de la demolición, cuando se construyó el parque 9 de Julio. Además de eso, la hizo restaurar e instaló a su frente el busto del fundador de la industria azucarera tucumana. El acto se realizó el 1 de julio de 1916, para abrir los festejos del Centenario.
Al pie del busto, se colocó una placa de mármol con una leyenda cuyo texto Padilla encargó a Clemente Onelli. Este lo redactó bajo la supervisión del historiador jesuita Guillermo Furlong. La leyenda, en latín, se traduce como: “José Eusebio Colombres/ Obispo electo/ Sacerdote resplandeciente por su virtud/ Mirando por la Patria/ Juró su libertad/ Para su querido pueblo/ Opulenta riqueza trajo/ De la tierra por las cañas/ el dulcísimo jugo/ siendo el primero que exprimió. La Provincia de Tucumán le dedica/ Año del señor 1916”.
Pero el marmolero que talló las letras lo hizo con dos erratas. Una, en la última línea: la palabra “exprimió”, en latín debía decir “experimenta”, en vez de “exprimente”, como fue grabada. Por cierto que de eso sólo se dieron cuenta los muy pocos que sabían latín. Pero más notoria fue la pifia en la fecha. Se grabó MCMVI (1906) en lugar de MCMXVI (1916), que correspondía. Hubo que tallarle una pequeña X arriba, como se puede ver hoy.
A Padilla siempre le picaron esos errores. Furlong cuenta que en su último viaje a Tucumán, del 16 al 21 de agosto de 1951 (regresaría a Buenos Aires para morir el 23), Padilla se hizo llevar en auto una noche al parque, hasta la casa de Colombres. Con los faros, iluminaron la placa. Por su tan afectada vista, se hizo leer los renglones latinos, y volvió a contar la historia de las erratas.