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JOSÉ DE SAN MARTÍN. El futuro Libertador en gran uniforme, en un óleo ejecutado en Lima por Daniel Hernández.

Aquellas “niñerías” de La Rioja y Santa Fe.


El Congreso de Tucumán interrumpió sus sesiones durante tres días, a comienzos de junio. Entretanto, desde Mendoza, el general José de San Martín miraba con desdén los conflictos en La Rioja y en el litoral. En una de sus cartas al diputado Tomás Godoy Cruz, afirmaba hallarse “aburrido de nuestras niñerías, que tal pudieran llamarse, si no tuviesen una influencia tan marcada en nuestra felicidad futura”.

Al mismo destinatario, le había escrito el 24 de mayo, enumerando “las observaciones” que haría al Congreso, si fuera diputado. Eran cinco. La primera, hacer presente que “los americanos o Provincias Unidas no han tenido otro objeto en su revolución, que la emancipación del mando de fierro español, y pertenecer a una Nación”. La segunda preguntaba si era posible “constituirnos en República”, sin “artes, ciencias, agricultura, población y con una extensión de territorios que con más propiedad puede llamarse desierto”.

Se preguntaba, en la tercera: “¿Si por la maldita educación recibida no repugna a mucha parte de los patriotas un sistema de gobierno puramente popular, persuadiéndose que tiene este una tendencia a destruir nuestra religión?”. Cuarta: “¿Si en el fermento horrendo de pasiones existentes, choques de partidos indestructibles y mezquinas rivalidades, no solamente provinciales, sino de pueblo a pueblo, podemos constituirnos Nación?”.

La quinta: “¿Si los medios violentos a que es preciso recurrir para salvarnos, tendrán o no los resultados que se proponen los buenos americanos, y si se podrán o no realizar, contrastando el egoísmo de los pudientes?”.