Una cajita con la Casa de la Independencia.
En los años 1910 y 1916, la celebración de los respectivos Centenarios se manifestó también, con fuerza, en el terreno comercial. Muchos negocios incorporaron a su publicidad un buen número de temas y de símbolos de las fechas patrias evocadas. Hojeando las revistas de la época, se puede comprobar ese fervor que, por cierto, duró sólo unos pocos meses.
“Caras y Caretas”, por ejemplo, editaba a toda página una “promoción” de la “Confitería de Mayo”, en pleno centro de Buenos Aires, con un cupón al pie. Invitaba a recortarlo y presentarse en el anexo del negocio, en Corrientes y Carlos Pellegrini.
El cupón daba derecho a recibir una cajita “llena de sabrosos chocolatines Aguila”. El envase en cuestión -decía el aviso- era “una reproducción fidelísimamente hecha, de la Casa Histórica del Congreso de Tucumán, donde nuestros próceres afianzaron los cimientos de la libertad argentina”. Una gran foto mostraba la cajita, en forma de casa con techo a dos aguas, con la famosa portada de columnas torsas en una de sus caras. Portada que, en esa época, perduraba sólo en imágenes, ya que estaba demolida desde 1904 y recién se reconstruiría en 1943.
Claro que la “promoción” tenía su “letra chica”. Para recibir el obsequio, el interesado, además de tener el cupón, debía sentarse a una mesa de la confitería, y consumir alguno de tres servicios, que costaban, cualquiera de ellos, 50 centavos: chocolate, o café con leche, o té con leche, todos acompañados por tostadas y manteca “o masas finas”. El aviso hacía notar que el contenido de la cajita, “aparte del recuerdo histórico”, valía mucho más de 50 centavos.