Reproche del gobernador Nougués a la Nación.
El gobernador Luis F. Nougués, en 1907, estaba profundamente inquieto ante la situación de la industria azucarera de Tucumán. El 9 de agosto, dirigió al ministro Ezequiel Ramos Mexía una larga carta sobre el asunto. Sostenía que el Estado Nacional debía proteger tales actividades.
De otro modo, decía, los posibles inversores en la industria, “se ocuparán en llenar la bolsa, si es posible, para mandarse a mudar y emplear sus capitales en sembrar maíz y trigo y cuidar vacas, que parecen ser hoy los únicos trabajos lícitos en nuestro país; o dedicarse a especulaciones de tierras, que también dan grandes y fáciles ganancias”.
Agregaba que “los que aspiran a imponer al Norte esta única solución, ignoran que esos negocios no pueden prosperar porque los productos ganaderos y agrícolas sólo podrían ser consumidos en el mercado interno de las provincias, pues no pueden soportar el flete ferrocarrilero para buscar los mercados del litoral. Además, ¿qué consumo podrían tener estas provincias, que si mantienen alguna densidad de población es debida exclusivamente al trabajo industrial?”.
A su juicio, las provincias del interior, sobre todo las del Norte, “necesitan producir artículos de un valor que resista al flete y sólo pueden serlo los de la industria fabril”. Consideraba Nougués que “si no tuviéramos industrias de ese género, sería un deber de la Nación contribuir a formarlas, puesto que no puede ser una aspiración mantener en pupilaje a las provincias, subvencionándole sus presupuestos”. Habia que sostener y consolidar esta industria arraigada, en la que se ha invertido “no menos de 100 millones de pesos” y que “ha formado una educación técnica especial en nuestro pueblo”: una “suma de energía que se perdería irremisiblemente”.