Desde la ciudad hasta San José de Lules.
El 25 de octubre de 1869, don Eliseo Cantón, hacendado de Lules y padre del destacado médico de ese nombre, elevó al Gobierno de Tucumán la propuesta de un camino desde la ciudad a las fértiles tierras del sur.
El mismo partiría desde el ángulo NO de la plaza Belgrano en línea recta a la capilla de San José de Lules. Tendría un ancho de “20 o 25 varas, con una zanja a cada lado del camino, para que no sean posibles los pantanos en tiempos de muchas lluvias, y con hilera de sauces y álamos a la orilla de cada zanja que, embelleciendo el camino, darán una sombra consoladora al viajero en la estación abrasadora del verano”.
Explicaba que el trayecto, durante dos leguas, iba por “terreno firme”, hasta unas tres cuadras antes de Manantial, donde debía hacerse secar, por medio de zanjas, el “bajo pantanoso” allí existente. Pero, desde ese punto hasta la capilla de Lules, se requería “un trabajo de alguna consideración”, porque “tiene que abrirse en un bañado” de unas ocho cuadras de largo.
Cantón pensaba que se lo podía desagotar con zanjas que se conectaran con la acequia de don Alejo Molina, que desaguaba finalmente en El Manantial. “La tierra que se sacaría de las zanjas podría emplearse en terraplenar el camino, y sería conveniente levantarlo un poco con piedra y ripio del río Lules, que está a distancia de una legua”.
La iniciativa -que acompañaba un plano y un presupuesto- fue publicada “in extenso” por el diario local “El Nacionalista”, edición del 25 de diciembre de ese año. El gobernador Uladislao Frías la giró al agrimensor Teodoro Carmona, para que procediera a hacer los estudios respectivos y trazar el camino que proyectaba Cantón.