Una especialidad de la librería de Barea.
No es fácil comprar libros o revistas extranjeras en San Miguel de Tucumán. Si así ocurre ahora, puede pensarse lo que sucedía a mediados del siglo que pasó. Pero existía en la ciudad una librería que se especializaba en ese tipo de material: la de don José Antonio Barea, ubicada en la calle Laprida 169. Era también punto de reunión de intelectuales y escritores.
Su propietario merece un recuerdo. Barea era español de Cádiz, donde había nacido en 1901. Muy joven se trasladó a Buenos Aires, y su gusto por la literatura lo vinculó pronto al grupo “Martín Fierro”. Luego se instaló en nuestra ciudad, donde ejerció el periodismo y se aficionó a la historia de Tucumán y de la región.
Cuando Alfredo Coviello organizó el Grupo “Septentrión”, que revitalizó la Sociedad Sarmiento y se expresó en la revista “Sustancia”, estuvo Barea entre sus entusiastas integrantes y colaboró en aquella publicación. En 1941 publicó el libro “Figuras y máscaras”: lo presentó al II Certamen de Literatura organizado por la Comisión Provincial de Bellas Artes, donde obtuvo el Premio “Universidad de Tucumán”.
Varias publicaciones acogieron sus escritos. En LA GACETA, firmó agudas observaciones sobre la ciudad y ensayos sobre literatura. El I Congreso de Historia de los Pueblos de Tucumán (1951) editó su monografía “La ruta está abierta”, sobre la entrada de Diego de Rojas al Tucumán. Dejó inédito el libro “Lanzas, sables y tercerolas. Hombres y hechos del Noroeste Argentino en la Organización Nacional”. Era tesorero de la filial tucumana de la SADE cuando ocurrió su fallecimiento, el 20 de febrero de 1975.