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EN AYMARA. Uno de los 500 ejemplares que el Congreso dispuso imprimir en ese idioma. Además, ordenó editar 1.000 en quichua.

Impresión del acta en quichua y en aymara.


El 29 de julio de 1816, arribó finalmente a Buenos Aires el Director Supremo, brigadier Juan Martín de Pueyrredón, quien venía de Tucumán y se había detenido en Córdoba para entrevistarse con el gobernador de Cuyo, general José de San Martín.

Fue recibido en San José de Flores por el Cabildo, la Junta de Observación y los dos vecinos que, tras la deposición de González Balcarce, desempeñaban el gobierno de Buenos Aires, don Francisco Antonio de Escalada y don Martín de Irigoyen. Por la tarde de ese día, entró en la ciudad.

Según las “Memorias Curiosas” de Juan Manuel Beruti, “fue recibido con toda la magnificencia posible, entre vivas, aclamaciones y salvas de artillería, por medio de las tropas formadas en la calle”. A la recepción siguieron, cuenta, “tres noches de luminarias generales, música y alegría”.

Entretanto, sesionaba en Tucumán el Soberano Congreso. Se leyó un pliego remitido por Pueyrredón desde Córdoba, donde informaba que había nombrado teniente de gobernador de La Rioja al teniente coronel Benito Martínez. La medida constituía, a su juicio, “el único remedio que puede por ahora adoptarse para volver la tranquilidad y paz a la ciudad”.

El Congreso acordó también informar al Director Supremo, que de los tres mil ejemplares que se mandaron a imprimir con el Acta de la Independencia, “mil y quinientos se impriman en castellano, mil en quichua y quinientos en aymará, luego que se remitan traducidos a estos idiomas”. Al efecto, quedó comisionado el diputado secretario, doctor José Mariano Serrano.