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PAGINAS PERSONALES. Una hoja del diario manuscrito que llevó siempre el fundador de la Universidad de Tucumán la gaceta / archivo

Apuntes en el “diario” de Juan B.Terán


El diario personal del doctor Juan B. Terán (1880-1938) contiene abundantes reflexiones. Por ejemplo, en apuntes trazados en 1920, meditaba sobre lo que juzgaba un defecto argentino: “la mucha vida social, es decir estéril”.

Notaba que la practican “aún los que por definición deben hacerlo menos, como los profesores: viven de fiestas, reuniones, almuerzos”. Pensaba que todas esas actividades hacían que el argentino no tuviera tiempo para meditar, y que había que recomendarle que medite. “El que medita gana tiempo; la soledad es la incubadora de las mejores cosas de la vida”, escribía.

Miraba a los jóvenes de su tiempo y deploraba su falta de sencillez. Se recargan de elegancia y viajan en medio del polvo vestidos como si fueran a una gran fiesta. “No se ponen las cosas en su momento”, pensaba. En otro párrafo, observaba que la gente se dedica “a obtener el máximo de rendimiento material para subir socialmente, o acapara ventajas positivas; pero de una clase especial de positividad”. Pensaba al respecto, por ejemplo, que se prefiere una linda casa a una linda finca, o un buen sombrero a un libro.

Y siempre, la educación. En Europa existe un ambiente material que educa, y sucede que nosotros no lo tenemos. Por eso nuestro hombre “llama palacio a una casa grande, o música notable a una vidalita”. Eso podría contrarrestarse edificando palacios públicos, colocando mármoles en las plazas, popularizando los grandes libros. Pero, además, cultivando un nacionalismo que signifique “descifrar la sentencia de la que somos depositarios”.