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ENRIQUE BANCHS. Portada de su célebre libro “La urna”, cuya primera edición apareció en 1911.

Días de Enrique Banchs en Tucuman, en 1910.


En misión periodística, al destacado literato porteño Enrique Banchs (1888-1968), autor de “La urna” le tocó permanecer durante varios días en la capital de Tucumán. Compiló en varias y sabrosas notas su experiencia. Cuenta, por ejemplo, que, en nuestra ciudad, “una institución pública como cualquier otra es el ‘reñidero’. De un dintel salta a la calle un letrero verde dónde dos gallos se miran con intenciones que no son precisamente muy cordiales”.

En las tardes del domingo, “hay riñas de gallos que son largamente comentadas en los ‘boliches’, como llaman a los almacenes en esta peregrina comarca. Entro y aprendo que de Pascua a diciembre las falanges guerreras descansan porque mudan las plumas. Pero puede venir lo mismo, me dice el hombre con un cinismo de la mejor pasta: tenemos taba y guitarrita todos los domingos”,

Agrega que “de aquí al mercado hay un paso: desde el portón, un olor de frituras, de guisado salpicón que sobre braseritos revuelven las mujeres; las más se juntan en corro, con los cestos en las manos, escuchan leer un conato de ‘Sucesos Ilustrados’ y las láminas con asesinatos pasan de mano en mano, y en la emoción de la figura los comentadores se atropellan pisando la carne glutinosa de las anguilas negras tiradas sobre el cemento húmedo”.

La “larga charla en los puestos de verdura debe ser de un paladeo de compota, la charla que se mueve en la dejadez de la seda pesada. En cuanto llega una sindicada compradora, la vendedora ofrece el cimarrón chorreando, y trabado el palique como juncos flexibles, saca al rato el atado de cigarrillos y el corro entero fuma con varonil ardor”.