Una carta del filósofo a Amado Alonso
El catedrático español Amado Alonso (1896-1952), fue uno de los más famosos filólogos y críticos literarios de la Argentina, autor de trabajos cuya calidad viene resistiendo el paso de los años. En 1937, envió al filósofo tucumano Alberto Rougés (1880-1945), un ejemplar de “El impresionismo en el lenguaje”. Tiene interés la carta de acuse de recibo y agradecimiento.
“La gente de letras suele amar los conceptos equívocos de contornos indecisos, que se prestan más bien para bellas paradojas y sutiles juegos de ingenio”, decía Rougés. “Cuando un pensamiento acostumbrado a la disciplina filosófica o científica, aborda tales conceptos, ellos, o se definen netamente, perdiendo cierto atractivo inherente a la definición o, si solamente se trata de pseudo conceptos, se desvanecen, desvaneciéndose con ellos los pseudo problemas que engendraron”.
Añadía que “tales reflexiones me han sugerido los sabios y precisos análisis que hay en el magistral estudio de usted sobre el impresionismo. Poniendo a contribución la crítica literaria, la psicología y la filosofía, llega usted a conclusiones que pueden considerarse como definitivas”.
Apuntaba que “en la orientación gnoseológica del mismo sentido que el impresionismo pictórico -que buscó la verdad en los datos puros de la sensibilidad, no elaborados por el entendimiento- se destacó W. James por la franqueza en la expresión de su punto de vista. No retrocedió ante la posible imputación de que se quería colocar en el estado mental de un niño o de un molusco. Pretendía, pues, un conocimiento hecho de puras intuiciones sensibles, pretensión esa cuya imposibilidad había mostrado Kant”.