Un par de testimonios poco conocidos.
Dos veces estuvo en Tucumán el presidente Roque Sáenz Peña, para las fiestas del 9 de julio. La primera visita fue en 1912, oportunidad en que inauguró la Casa de Gobierno, y la segunda se produjo al año siguiente, 1913.
Estaba resuelto a venir todos los años, y a que los festejos del próximo Centenario de la Independencia, en 1916, se centralizaran en Tucumán. Pero la muerte -el 9 de agosto de 1914- le impidió concretar sus propósitos. Creemos poco conocidos dos testimonios sobre Sáenz Peña y Tucumán. Primero, el pensamiento que en 1912 estampó en el álbum de nuestra Biblioteca Alberdi.
“En la historia argentina -escribió- la gloria de Tucumán culmina en cada período. En la revolución de la Independencia, es la batalla del 24 de setiembre y el Congreso de 1816. Bajo la tiranía, es la firmeza de la resistencia y el martirio de Avellaneda. Cuando la República toma sus formas iniciales, las ‘Bases’ son las piedra angular del régimen y Alberdi, por superior gravitación, es fuerza determinante de las ideas; vale decir, hombre de gobierno y espíritu organizador, por virtud de la más noble autoridad que cabe reconocer en las democracias”. Al texto lo publicó David Peña en su revista “Atlántida”.
Tampoco creemos conocida la plaqueta que ilustra esta nota, y que se acuñó con motivo de la última visita del presidente, hace un siglo. Lleva en el anverso una figura femenina que aferra el escudo y extiende una corona de laurel a la Casa Histórica. En el reverso, se lee: “Celebración del 97 aniversario de la Independencia, presidida por el Excelentísimo Señor Presidente de la Nación, Dr. Roque Sáenz Peña. Tucumán, 9 de julio de 1913”.