Caminos de Victorino de la Plaza
Hace un siglo murió el ilustre salteño, que presidió la República y fue cuatro veces ministro de la Nación.
Hace un siglo murió el ilustre salteño, que presidió la República y fue cuatro veces ministro de la Nación.
Desde el siglo XVI hasta entrado el XX, el caballo fue algo fundamental en la vida de la gente.
“El Orden”, testimonio de periodismo independiente, se editó durante seis décadas y llegó a ser decano de la prensa del interior.
Los más y los menos de una relación política y personal iniciada cuando uno llegaba a la cúspide y el otro recién empezaba.
En 1814, en Tucumán, el futuro Libertador desterró al coronel por reírse de Manuel Belgrano.
Salustiano J. Zavalía, hijo del constituyente, afrontó sin vacilar algunas peripecias decisivas.
Deliberadamente lejos de su patria, el prócer murió en Asunción del Paraguay, el 11 de septiembre de 1888. El duelo concentró más de 100.000 personas en Buenos Aires.
El ex gobernador Nazario Benavídez y los gobernadores José Antonio Virasoro, Antonino Aberastain y Amable Jones fueron bárbaramente asesinados.
En 1867, el gobernador de Tucumán, Wenceslao Posse, fue derrocado por una revolución incruenta.
De julio de 1859 a enero de 1860, Germán Burmeister permaneció en la provincia y dejó sobre ella un valioso testimonio.
Muchos elementos de las costumbres sociales han perdido importancia, se han modificado o han desaparecido totalmente.
En 1871, el ministro Nicolas Avellaneda, tras leer el artículo con que debutaba Paul Groussac, le dio una cátedra en Tucumán.
En 1900, el bronce del célebre Augusto Rodin se descubrió en Buenos Aires y suscitó un fuerte repulsa pública.
De diciembre de 1855 a mayo de 1857 estuvo en la ciudad natal y luego partió definitivamente a Buenos Aires.
Hasta fines de la década de 1920 fue parte indispensable de la vestimenta masculina y figura en no pocas anécdotas
En varias ocasiones de su vida el tucumano demostró que no se arredraba ante el peligro.
Cuatro años después de patentado el invento y el mismo año en que llegó a la Argentina, lo instaló en Tucumán don Pedro Etchevehere.
Luego de la derrota de Rosas en Caseros empezaron el saqueo y el pillaje en la ciudad de Buenos Aires.