El doctor José Frías Silva fue gobernador de Tucumán, diputado al Congreso y magistrado judicial. Cuando falleció a los 70 …
El doctor José Frías Silva fue gobernador de Tucumán, diputado al Congreso y magistrado judicial. Cuando falleció a los 70 años, en 1933, Gaspar Taboada trazó una vívida descripción de este destacado hombre público.
Recordaba que Frías Silva primero “brilló en las aulas universitarias”, y luego en el ejercicio de la abogacía, así como “en las tesoneras bregas de la industria azucarera, devoradora de hombres y de energías”.
En la política, “ocupó su puesto de lucha sin preocuparse de escrutar previamente el horizonte”. Así, “llegó al gobierno sin ambicionarlo y con marcado desgano, tranquilo y sin impaciencias, dueño, bien consciente de sus pensamientos, de sus actos y de sus pasos”.
Entonces, “culto y medido, gran funcionario y gran señor en los salones de la Casa de Gobierno, sencillo, sin olvidar su alta investidura, solía hablar tranquilamente sin que le faltase a veces el calor que da a la palabra el matiz que los apáticos, los fríos o los especuladores consideran vehemencia, y que por lo general no es otra cosa que las diversas vibraciones de la voz al impulso de convicciones íntimas y de resoluciones inquebrantables”.
Era “lleno de delicadeza de intenciones, con una susceptibilidad despierta -dentro de los límites de una manifiesta cultura- para todo lo que pudiera afectar o menoscabar los derechos e intereses del Estado”. A su juicio, Frías Silva “fue, como mandatario, un prototipo de honorabilidad y de justicia, un celoso defensor de los intereses públicos y de la autonomía de la provincia, cuyas prerrogativas constitucionales hizo siempre respetar”.