Conceptos del doctor Ernesto Padilla
El 20 de junio de 1935, el ex gobernador doctor Ernesto Padilla (1873-1951) escribió al veterano profesor José R. Fierro (1858-1943), una larga carta de felicitación por su conferencia “Bailes históricos del siglo pasado”, cuya versión le había llegado.
“¡Qué bien hace en recordar los hechos del pasado tucumano!”, le decía. Y reiteraba, “como exigencia de todos los que lo queremos”, que “continúe en la tarea y hable a los que vienen de las buenas cosas que pasaron, de las buenas gentes que se han ido habiendo prestado a Tucumán servicios que no deben olvidarse”.
Añadía Padilla: “Yo no comparto el concepto de dar solemnidad a la historia, a la que usted trata con tan singular preferencia. Un historiador es personaje de levita y galera, prendas que sólo salen a luz en días patrios, en casamientos lujosos”.
En cambio, “saco y chambergo permiten trabajo más libre, lejos de la obsesión de citas y compulsas; permiten la crónica sesuda y vigorosa que recoge la información oral, auténticamente, autorizadamente, sin perjuicio de que pueda ser sometida al crisol del examen a la luz de todos los hechos recogidos, que, a veces, resultan con explicación distinta de la que les atribuyen los contemporáneos”.
Padilla -que escribía desde Buenos Aires- al final de la carta quería hacerle “varios encargos” llenos de añoranza. Los enumeraba: “Salude al cerro, en la tarde luminosa o en la mañana limpia; salude a la primera flor de lapacho que vea aparecer. Como están ya cerca los azahares, prepáreles desde ya el recuerdo especial, de este envidioso de usted en Tucumán”.