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ANTONIO GONZÁLEZ BALCARCE. La disposición del Director Supremo Pueyrredón a su respecto agitó el localismo porteño contra el Congreso.

La situación de Antonio González Balcarce.


El 3 de junio de 1816, no hubo sesión del Soberano Congreso de las Provincias Unidas. Muchos kilómetros más allá, en Buenos Aires, se manifestaban fuertes tensiones. Como se sabe, meses atrás, tras la renuncia del Director Supremo Ignacio Álvarez Thomas, había sido elegido reemplazante el brigadier Antonio González Balcarce. Era una designación ilegal, porque ya el Congreso estaba en sesiones, y cubrir esa magistratura era su atribución.

Elegido Juan Martín de Pueyrredón (5 de mayo) para el alto cargo, éste envió una nota a González Balcarce. Le indicó que obrase como su simple delegado interino, y que se limitara a cumplir las indicaciones que le hiciera. La decisión repercutió profundamente en el ánimo de los porteños, suscitando reacciones “federalistas”.

Empezaron a llegar al Cabildo de Buenos Aires y al Director González Balcarce, comunicaciones y manifiestos de los barrios de la ciudad y de la campaña. Uno de los petitorios, por ejemplo, afirmaba que Buenos Aires debía resistir la dominación del Congreso, ya que “el pueblo quiere y desea, pública y notoriamente reducirse a una provincia como las demás, para gobernarse por su administración interior”. Declaraba que reconocían y obedecerían al Director Supremo designado por el Congreso, pero “en cualquier parte que fije su residencia, que no sea Buenos Aires”.

Esta agitación preocupaba profundamente al gobernador intendente de Buenos Aires, Manuel de Oliden. Resolvió, entonces, efectuar una consulta a los alcaldes de barrio para saber a qué atenerse. Hasta ese momento, el Director Pueyrredón continuaba en el norte de las Provincias Unidas.