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FELIPE ANTONIO DE IRIARTE. Portada del folleto con su homilía de 1817. Costeó la edición Pedro Ignacio de Castro Barros, en 1835.

Sobre la conducta del diputado por Charcas.


No hubo sesión pública del Soberano Congreso el 20 de agosto de 1816, pero sí se convocó a sesión secreta para ese día, a las siete de la tarde. El tema a tratar era un oficio del jefe del Ejército del Norte, Manuel Belgrano. Exponía que no consideraba “inocente” la residencia del doctor Felipe Antonio de Iriarte, elegido diputado por Charcas, en el pueblo de Miraflores. Pedía que se resolviera “su pronta comparecencia” en Tucumán, “o lo que sea del soberano agrado” de la corporación. El diputado Pedro León Gallo habló de “la sospechosa y equívoca opinión del señor Iriarte en orden a su patriotismo”. Pero Teodoro Sánchez de Bustamante y Mariano Sánchez de Loria dijeron no haber observado “ninguna irregularidad” en su conducta, a pesar “de la más cuidadosa vigilancia con que lo seguían, en observación de todas sus gestiones”.

Pedro Miguel Aráoz y José Pacheco de Melo apoyaron estas apreciaciones. Finalmente, el doctor Manuel Antonio Acevedo propuso la manera de convocar a Iriarte sin despertar sospechas. Consistía en llamar, junto con él, al doctor Ulloa. El criterio fue aprobado, y se dispuso “que se le prevenga al doctor Iriarte venga a incorporarse en el Congreso, y se conteste al general (Manuel Belgrano) haberse tomado en el asunto de su comunicación las providencias correspondientes”.

El doctor Iriarte, sacerdote y abogado, era nativo de Jujuy. Había ejercido las leyes en Buenos Aires y fue un gran protector de Mariano Moreno, a quien ayudó económicamente para realizar sus estudios superiores en Charcas. Había sido rector de esa Universidad en 1813 y debió abandonar la ciudad presurosamente, tras la derrota patriota de Sipe Sipe.