Reacción del tucumano Roca por un chiste.
El coronel José Segundo Roca (1800-1866) tucumano y padre del célebre presidente, tuvo larga actuación en la guerra de la Independencia, a órdenes de San Martín y de Sucre. Juana Manuela Gorriti le dedica un capítulo en “El mundo de los recuerdos”. Allí transcribe el testimonio del coronel Torrico, sobre un episodio de la batalla de Pichincha (1822), donde ambos lucharon.
El día de la acción, el pueblo entero de Quito los observaba desde las terrazas, y el entonces capitán José Segundo Roca “pidió permiso a nuestro jefe (el coronel Andrés de Santa Cruz), para pelear por su cuenta y, caso más extraño aún, lo obtuvo. ‘Para que los ojos de mi gacela me distingan entre la multitud de combatientes”, explicó a Torrico. “Su ‘gacela’ eran todas las beldades de Quito que vieron al joven guerrero, lanza en ristre, atravesar escuadrones dejando asombro y muerte”.
Antes de empezar la batalla, el comandante Margariños, “insoportable bufón” pero muy valiente, ayudante de Santa Cruz, vino a decir en chiste a Roca que el coronel añadía a su permiso de pelear por su cuenta, “el requisito de pelear por dos, como tartamudo”.
Roca le contestó: “Dígale a mi comandante que pelearé por tres, como corrector de insolentes”. Y acto seguido estampó en la cara de Margariños “los tres bofetones más ricos que vi dar en mi vida”, contaba Torrico. Esto era causal de duelo, por lo que Roca agregó: “mi comandante, ahora no me pertenezco, pero después de esta jornada estaré a las órdenes de usted”. Concluida victoriosamente la acción, se presentó a Margariños a preguntarle qué quería de él. “El abrazo de un héroe”, repuso el comandante, y desde entonces fueron inseparables amigos.