En la “Descripción” de Martín de Moussy.
Entre los libros extranjeros del siglo XIX que estudiaron nuestro país, se destaca la valiosa “Descripción geográfica y estadística de la Confederación Argentina” (1864), de Martín de Moussy, con atlas adjunto. Dedica varias páginas a San Miguel de Tucumán, capital y provincia. Dice que la ciudad “domina la gran llanura al oeste, y el suelo tiene sobrada pendiente como para permitir el fácil escape de las aguas pluviales y de las que se emplean en la irrigación cuando la estación seca”.
Añade que “las calles, muy anchas, están cortadas en ángulo recto y circunscriben 118 islas de casas o manzanas de 160 varas (138 metros) de cada lado; lo que permite la
existencia de grandes paseos y jardines, en los que el naranjo domina. Los edificios particulares no tienen, generalmente, más un solo piso bajo, a veces con terraza, a veces recubierto de tejas”. Observaba que “las numerosas casas construidas en estos últimos tiempos, tienen frecuentemente un piso y terrazas siempre, como el litoral, sistema de arquitectura perfectamente apropiado el clima, muy caliente ocho meses del año”.
En cuanto a los materiales de construcción “son excelentes: el ladrillo, la cal, el yeso, abundan; se podría encontrar en los alrededores mármoles y excelente piedra de sillería; la madera es suministrada por los magníficos bosques del país”. La ciudad, en general, “es muy bien construida y tiene un aspecto de alegría y de lujo que asombra encontrar en un país tan mediterráneo”.
Entre otros detalles de la ciudad, mencionaba al Club “Julio”, que daba “bailes mensuales muy alegres y muy concurridos, donde las amables y graciosas ‘tucumanesas’ saben hacer brillar su talento para la música y la danza. El instrumento nacional es el arpa, como en la provincia de Santiago”.